Berenguela

Guía para turistas y viajeros aventureros

Turismo entre Europa y Argentina en los últimos 50 años

El turismo es, además de una industria económica poderosa, un fenómeno cultural y social que refleja transformaciones históricas, políticas y económicas. Las relaciones turísticas entre Europa y Argentina en los últimos 50 años constituyen un claro ejemplo de cómo los flujos migratorios, las crisis económicas, la globalización y la innovación en el transporte aéreo han moldeado la manera en que argentinos y europeos han viajado de un continente al otro.

En este artículo repasaremos los principales hitos, los momentos de auge y declive, y el proceso de democratización del turismo que permitió que sectores cada vez más amplios de la sociedad pudieran concretar el sueño de conocer el otro lado del Atlántico.


1. Los años 70: viajes de élite y turismo incipiente

Durante la década de 1970, los viajes internacionales eran aún un privilegio reservado a sectores acomodados. Los vuelos transatlánticos existían desde mediados del siglo XX, pero sus costos resultaban prohibitivos para la mayoría de los argentinos y europeos.

  • Desde Europa hacia Argentina: la motivación principal era el turismo cultural y natural. Algunos europeos visitaban Buenos Aires atraídos por el tango, la gastronomía y la vida cultural, mientras que otros exploraban la Patagonia, Iguazú o Mendoza. Sin embargo, el flujo era reducido y estaba compuesto en gran medida por jubilados de alto poder adquisitivo o descendientes de inmigrantes europeos que buscaban reencontrarse con sus raíces familiares.
  • Desde Argentina hacia Europa: para los argentinos, viajar al “viejo continente” tenía un fuerte componente simbólico. Era el viaje soñado por las élites culturales, políticas y académicas. Conocer París, Roma o Madrid era un símbolo de estatus y prestigio.

En este período, el turismo era más bien elitista y limitado, aunque comenzaba a expandirse lentamente gracias a la popularización del transporte aéreo.


2. Los años 80: crisis, dictaduras y reactivación

La década de 1980 estuvo marcada por crisis políticas y económicas tanto en Argentina como en Europa.

  • En Argentina, la dictadura militar (1976-1983) generó un clima de incertidumbre que redujo los viajes emisivos, aunque algunos argentinos con recursos siguieron viajando a Europa, especialmente a España e Italia, por lazos familiares y culturales.
  • Tras la recuperación democrática en 1983, se produjo un repunte del turismo emisivo, aunque las crisis inflacionarias limitaron la capacidad de la clase media para viajar.
  • En Europa, el turismo hacia Argentina se mantuvo estable pero sin gran crecimiento. Los problemas políticos internos del país generaban cautela, aunque la Patagonia empezaba a consolidarse como destino de aventura para europeos jóvenes y mochileros.

Fue una década de transición: los viajes seguían siendo de nicho, pero se ampliaba lentamente el espectro de viajeros.


3. Los años 90: la globalización y el boom del turismo argentino hacia Europa

Con la apertura económica de los años 90 y la paridad cambiaria del “1 a 1” en Argentina (dólar y peso equivalentes), se produjo una explosión de viajes hacia Europa.

  • Argentinos en Europa: la clase media alta pudo acceder masivamente a viajes internacionales. Europa se convirtió en un destino recurrente, con España e Italia como puntos principales (por idioma y vínculos culturales), pero también con gran interés por Francia y Reino Unido. El turismo estudiantil y los intercambios académicos también crecieron.
  • Europeos en Argentina: el flujo de visitantes desde Europa también aumentó, aunque en menor medida. El país se promocionaba como destino exótico y económico para el turismo internacional. Buenos Aires comenzaba a consolidarse como ciudad cultural, y la Patagonia como ícono del turismo de naturaleza.

Los 90 marcaron un antes y un después: el turismo dejó de ser exclusivo de las élites y se masificó gracias a la estabilidad cambiaria, las aerolíneas más accesibles y la globalización.


4. La crisis del 2001 y sus efectos

El colapso económico y social en Argentina a fines de 2001 tuvo un fuerte impacto en el turismo.

  • Desde Argentina hacia Europa: los viajes se redujeron drásticamente. La devaluación encareció los pasajes internacionales y para muchos se volvió imposible costear un viaje transatlántico. Solo quienes tenían ingresos en dólares o alto poder adquisitivo pudieron seguir viajando.
  • Desde Europa hacia Argentina: paradójicamente, la crisis favoreció el turismo receptivo. Con un peso devaluado, Argentina se volvió un destino muy barato para los europeos. En los años posteriores (2002-2005), la llegada de turistas europeos se disparó. La Patagonia, Buenos Aires y el noroeste argentino vivieron un boom de visitantes, lo que significó una entrada clave de divisas para el país.

El contraste fue claro: mientras el turismo emisivo argentino caía, el receptivo europeo alcanzaba cifras récord.


5. Años 2010: democratización y auge de la clase media viajera

Durante la primera parte de la década de 2010, con cierta estabilidad económica y programas de financiación en cuotas, el turismo internacional volvió a crecer en Argentina.

  • Argentinos en Europa: muchas familias de clase media pudieron realizar su primer viaje al continente europeo. Los paquetes turísticos, las promociones de aerolíneas y la posibilidad de pagar en cuotas favorecieron esta tendencia.
  • Europeos en Argentina: continuaron llegando en buen número, atraídos por la diversidad natural y cultural del país. Argentina se consolidó como destino de aventura y de “turismo alternativo” frente a otros mercados saturados.

Fue un período en el que viajar dejó de ser un lujo de pocos y se convirtió en una posibilidad alcanzable para sectores más amplios de la sociedad, tanto en Europa como en Argentina.


6. La pandemia del 2020: parálisis total

El COVID-19 representó un golpe sin precedentes para el turismo mundial.

  • Las fronteras cerradas y las restricciones internacionales paralizaron por completo los viajes entre Europa y Argentina durante 2020 y gran parte de 2021.
  • Muchos proyectos de intercambio, turismo estudiantil y viajes familiares quedaron suspendidos.
  • La recuperación comenzó lentamente en 2022, cuando se reabrieron los vuelos y las restricciones sanitarias se levantaron.

Fue un recordatorio del papel esencial que cumplen las condiciones globales en el turismo internacional.


7. Situación actual y perspectivas

Hoy, en la década de 2020, el turismo entre Europa y Argentina se encuentra en un proceso de recuperación.

  • Europeos viajando a Argentina: continúan siendo atraídos por la Patagonia, las Cataratas del Iguazú, el vino de Mendoza y la oferta cultural de Buenos Aires. Además, la diferencia cambiaria vuelve a hacer del país un destino accesible para europeos.
  • Argentinos viajando a Europa: a pesar de las dificultades económicas recurrentes, siguen considerando a Europa como el destino internacional más deseado. Lazos familiares, culturales y académicos impulsan este flujo. Las aerolíneas low-cost dentro de Europa también facilitan la experiencia, permitiendo recorrer varios países en un mismo viaje.

8. Democratización del turismo: de las élites a las mayorías

Si algo caracteriza la evolución de los últimos 50 años es cómo el turismo internacional dejó de ser un lujo de pocos para convertirse en una experiencia alcanzable para sectores más amplios.

  • En los años 70, viajar a Europa desde Argentina era símbolo de prestigio y exclusividad.
  • En los 90, gracias a la paridad cambiaria, la clase media accedió masivamente.
  • En los 2010, los planes de financiación, las agencias de viaje online y las aerolíneas low-cost ampliaron aún más el acceso.
  • Hoy, a pesar de las crisis, viajar sigue siendo un objetivo de vida para muchos argentinos, mientras que los europeos consideran a Argentina un destino alternativo y atractivo, incluso para mochileros.

Conclusión

El turismo entre Europa y Argentina en los últimos 50 años es una historia marcada por altibajos, influida por la economía, la política y los cambios sociales. Hubo décadas de auge, como los 90 y los 2010, y períodos de retracción, como la crisis del 2001 o la pandemia del 2020.

Lo que se mantiene constante es el atractivo mutuo: Europa sigue siendo el destino soñado para gran parte de los argentinos, y Argentina sigue fascinando a los europeos con su naturaleza, cultura y diversidad.

Más allá de las dificultades coyunturales, el turismo entre ambos continentes se ha democratizado, dejando de ser un privilegio para convertirse en un derecho cultural y una experiencia vital que cada vez más personas aspiran a vivir.

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